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La religión, ¿facilita o entorpece la integración de los inmigrantes?
25.03.2014
La llegada de personas inmigrantes ha contribuido a aumentar las comunidades religiosas de las distintas confesiones existentes, y entre ellas la católica. Pero también han creado nuevas comunidades y la aparición de algunas tensiones entre la población autóctona, que recela y se opone a que, por ejemplo, se abran mezquitas para que los musulmanes puedan celebrar sus cultos. El aumento de los flujos migratorios ha generado una estrecha y profunda relación entre inmigración y aumento de la diversidad religiosa. Pero, ¿hasta qué punto la religión ayuda o entorpece en el proceso de integración de los inmigrantes?
En la actualidad, la Iglesia Reformada y Evangélica es la que mayor número de comunidades agrupa, casi el 40% del total, seguida del Islam, que representa el 22%. Muy por debajo, las comunidades budistas representan el 7% y la Iglesia Ortodoxa casi el 5%. Con el mismo número de comunidades, la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día y la FéBahaí representan un 3,7% del total de las comunidades. Por último, tienen una presencia menor, la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días (1,6%), la Cienciología (1.2%) y Lectorium Rosacrucianum (0,4%).
Saioa Bilbao, de la Fundación Social Ignacio Ellacuria, ha realizado un estudio sobre la diversidad religiosa en el País Vasco y tiene muy claro que el rol que puedan jugar las comunidades religiosas en los procesos de integración presenta dos caras: una positiva y otra obstaculizadora. En un territorio como el País Vasco en el que las adscripciones religiosas han perdido peso, "muchas de estas personas inmigrantes son creyentes y sienten la fe como un elemento de primer orden o al menos indispensable en sus vidas, asegura.
Después de varias entrevistas a diferentes comunidades religiosas, Bilbao destaca una serie de aspectos positivos que aporta la religión. "Una cuestión que se ha repetido en el relato que nos han realizado miembros de las distintas comunidades ha sido la gran importancia que las personas atribuyen a la fe profesada, como parte indispensable de su identidad". Las comunidades ortodoxa y musulmana, en particular, comprenden la religión como parte de su cultura o viceversa, no contemplando una separación entre estos dos elementos identitarios y llegando a equipararla. "La comunidad religiosa se convierte en un espacio necesario para el desarrollo de sus vidas y alejarse de ésta supondría una pérdida o disfunción de su identidad".
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