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Los nuevos gigantes de la comparsa Burubeltz recorren la parte vieja donostiarra en el Día Mundial de la Diversidad Cultural

21 de mayo de 2014

La iniciativa Euskal Herria 11 Kolore y el colectivo Donostiako Piratak han querido sumarse a la celebración hoy, día 21 de mayo, del Día Mundial de la Diversidad Cultural, presentando los nuevos gigantes de Burubeltz Konpartsa que simbolizan los cinco continentes. Los gigantes han recorrido al mediodía la parte vieja de San Sebastián, haciendo un llamamiento a participar en la Marcha de Todos los Tambores que se ha convocado para el próximo 31 de mayo en la capital donostiarra bajo el lema “Los  mismos derechos, los mismos deberes, las mismas oportunidades”.

Los nuevos gigantes, creados por la compañía Goloka, tienen la cabeza de la oveja negra Burubeltz, símbolo de la Euskal Herria diversa, pero cada uno posee un pelaje de diferente color que representa a cada uno de los cinco continentes. Y es que la población vasca actual procede de más de 165 países, repartidos por todos los continentes. Es por eso que EH 11 Kolore se suma al llamamiento de la UNESCO que, en este Día Mundial de la Diversidad Cultural, nos invita a profundizar sobre los valores de la diversidad cultural, como “patrimonio común de la humanidad, tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos”.

En este sentido, EH 11 Kolore quiere recordar el Artículo 27 de la  Declaración Universal de Derechos Humanos y los Artículos 13 y 15 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que señalan que «los derechos culturales son parte integrante de los derechos humanos, que son universales, indisociables e interdependientes. El desarrollo de una diversidad creativa exige la plena realización de los derechos culturales”. “Toda persona debe poder expresarse, crear y difundir sus obras en la lengua que desee y en particular en su lengua materna; toda persona tiene derecho a una educación y una formación de calidad que respete plenamente su identidad cultural; toda persona debe poder participar en la vida cultural que elija y ejercer sus propias prácticas culturales, dentro de los límites que impone el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales».